

Sobre los metagrafos Por Mónica Padreñán
En el libro Poesía visual: las seductoras formas del poema de Alfredo Espinoza, señala que la poesía visual o palabras-imágenes, tiene sus orígenes desde que el lenguaje empezó a escribirse: lo podemos ver en los jeroglíficos dibujados en los papiros egipcios, en los códices mayas, y hasta en las cuevas de los hombres primitivos, los cuales se piensa tenían descripciones religiosas y mágicas. Este tipo de poesía busca otorgar al lector el significante y significado al mismo tiempo en el poema.
La poesía visual fue redescubierta por Apollinarie, pues se sabe que en “Simas de Rodas” escribió dibujando las alas de Eros con la forma una golondrina, a veces, incluso manifiesta el mismo verano. Apollinarie los empieza a escribir a partir de 1913 en Alcoholes, generando belleza a través de las palabras y su propia forma de escritura. Posteriormente, los metagrafos fueron manejados por distintos poetas del movimiento conocido como “Futurismo”..
Uno de los poetas mexicanos –a mi parecer no muy galardonado por su esfuerzo– que comenzó a innovar con este estilo tan bello de escritura, y a dar libertad a la poesía mexicana, fue José Juan Tablada, oriundo de Coyoacán. Él manifestó su ingenio al describir imágenes, con el propio perfil de las letras; el ojo de Tablada es parecido al de un fotógrafo, en la cual la cámara en sí tiene dones descriptivos, y nos regala bellos movimientos en imágenes fijas, por más contradictorio que esto pueda sonar.
En la imagen de la derecha se puede ver uno de los poemas visuales más famosos de Apollinaire. Sin duda, un poema de gran profundidad en sus palabras, en su estética visual, recreando al sapo que ríe burlón. El metagrafo está tomado de Poemas sintéticos 1919.
Este tipo de poesía nos traslada de manera directa y tajante a lo que el poeta nos quiere conducir, pero al mismo tiempo nos da la posibilidad de tener distintas lecturas, comparando al sapo con el mismo Confucio. El metagrafo es una poesía más lúdica, más viva, y más creativa incluso que mucha de la que se escribe, meramente, de manera convencional.